La convivencia es la capacidad de las personas de vivir con otras
(con-vivir) en un
marco de respeto mutuo y solidaridad recíproca; implica el reconocimiento y
respeto por la diversidad, la capacidad de las personas de entenderse, de
valorar y aceptar las diferencias; los puntos de vista de otro y de otros.
La convivencia es un aprendizaje: se enseña y se aprende a
convivir. Por ello, la convivencia escolar es la particular relación que se
produce en el espacio escolar entre los diversos integrantes de la comunidad
educativa: estudiantes, docentes, directivos, asistentes de la educación,
padres, madres y apoderados, sostenedores.
Durante nuestra vida de estudiantes debemos enfrentarnos a
decisiones, debemos aprender a socializar de una manera eficaz y conveniente a
nuestro proyecto de vida, todo el tiempo estamos cambiando de profesores,
compañeros y demás, por esto debemos aprender a convivir correctamente con las
personas para tener un buen ambiente escolar.
Una buena convivencia se da cuando aprendemos a respetar a los
demás, sus diferencias, pensamientos e ideologías, y cuando los demás nos respetan
a nosotros.
Si hay mala convivencia, el ambiente escolar se hará pesado e
incomodo, y puede influir en la forma como aprendemos y nos socializamos,
además de que puede traer problemas en el futuro, como baja autoestima e
incluso puede causar que la persona se vuelva antisocial y antipática.
El irrespeto a nuestros derechos, a nuestros pensamientos, nuestras
ideologías y nuestro ser en si, es lo que causa una mala convivencia, y puede
traer después consecuencias para todos los implicados.